A
pesar de que Descartes originalmente usaba el término “números imaginarios”
para referirse a lo que hoy en día se conoce como números complejos, el uso
común en la actualidad de los números imaginarios significa un número
complejo cuya parte real es igual a cero. Para clarificar y evitar confusiones,
tales números muchas veces son mejor llamados números imaginarios puros. Para
dar de los números imaginarios una definición, podríamos decir que es un número
cuya potenciación es negativa. Es decir que cuando se eleva al cuadrado o se
multiplica por sí mismo, su resultado es negativo. La suma de los
números imaginarios es cerrada, lo cual significa que si se suman dos números
imaginarios, el resultado también será un número imaginario. Tiene una
propiedad conmutativa, el orden de los sumandos no altera la adición. También
una propiedad distributiva, donde la suma de dos números multiplicada por un
tercer número es igual a la suma del producto de cada sumando multiplicado por
el tercer número.
Durante
la sustracción, por cada número imaginario, existe un número negativo cuya
adición dará como resultado cero. Existe un número neutro que al ser
sumado a cualquier número, el resultado será el mismo número.
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